Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
Cuando paseamos por los grandes bosques gallegos notamos el aliento cálido de unas miradas en bruto que nos ofrecen asilo.
Cuando después vemos en la calle esas criaturas de la montaña esculpidas por el artista gallego Leiro nos quedamos absortos en una contemplación que nos permuta imágenes inalcanzables.
Lugrís encontraría un motivo más y una nueva energía para terminar el viaje alrededor de un océano forestal o de una vida, al fin y al cabo, cuando se trata de Galicia, es lo mismo.
Estas efigies ya no huyen de nosotros, nos amparan y protegen, y nos comunican que no debemos desesperar si queremos encontrar el lenguaje preciso para dialogar con ellas, del cual lo verdaderamente importante es la compenetración con la visión, la magia escondida de ambas miradas, la que escruta y la que habla.
Hermano, me dice mi amigo Humberto cuando nos vemos en El Malecón, el ron, hoy, se había agotado. Sólo he traído una mezcla de cerveza, champú e insecticida, y para comer rebanadas de pan blanco untadas con betún. Podría haber sido peor, le contesto.
que grande Francisco(Cuco) Leiro, sus obras son unicasse nota que es de Cambados XDun saúdo dun veciño
Me gustaMe gusta