Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
HUMBERTO VIÑAS GARCÍA (1963) / EN TIEMPOS DE REGRESO
Para mi amigo HUMBERTO, aunque él hubiese atravesado recientemente una etapa de parálisis expiatoria y un espíritu yermo, la vida prosigue secretamente su acción a pesar de la crisis y la depresión. Sus facultades creadoras preparaban nuevas germinaciones y epifanías porque el acto de pintar, que Pierre Alechinsky afirma que consiste en sumergirse más profundamente bajo tierra, bajo el agua, bajo el fuego, bajo el aire, le es feliz o infelizmente consustancial.
Sus últimos trabajos manifiestan claramente una guía de estilo bien asimilada y vinculada a sí mismo, que es la razón de lo que siempre fue y será -hoy esa formulación de estilo está desapareciendo en aras de formulaciones conceptuales-, no sin altibajos, su seña de identidad. Se desprenden de ellos hasta un universo sonoro (melodioso juego cromático plano en que lo hondo simula ser superficie y hasta superficial), que es el que entre penumbras, luces y claroscuros le rodea siempre, debatiéndose entre esos visitantes que habitan esa guarida o cuchitril que le sirve para vivir de la necesidad de pintar.
Sus carencias físicas, vitales, son muy grandes, y, sin embargo, su tesón abarca infinitos insospechables, tantos que ni siquiera podría vislumbrarlos todos si no es intentándolo en la tela.
Es capaz de fundir, en un acento terriblemente caribeño e isleño, magia y dolor, fantasía y desolación, amor y odio, que están ahí reflejados como si fuesen los verdaderos rostros y cuerpos que él en sus noches de insomnio ve, como si emergiesen de la auténtica realidad de un ensueño roto y derrotado.
Más abajo sitúo dos obras de ROY DE FOREST (1930-2007), un cotizado artista norteamericano, con el fin de que el espectador pueda contrastar las conformaciones plásticas de un referente sin marca y modestísimo y un consagrado. No sé si repararán en lo mismo que yo.
Si VIÑAS hubiese caído en manos del gran marchante Leo Castelli hubiese tenido con toda seguridad otro destino. WILLEM DE KOONING, en 1960, le comentó a JARPERS JOHNS que a ese hijo de perra le dabas dos latas de cerveza y las vendía. JOHNS, muerto de risa, hizo una escultura con dos latas vacías de Ballantine Ale y Castelli las liquidó inmediatamente por miles de dólares. Hoy se encuentra en un museo alemán.
Un comentario en “HUMBERTO VIÑAS GARCÍA (1963) / EN TIEMPOS DE REGRESO”
Muy buenas las obras de Humberto Viñas García, a la vez que complicadas de poder comentar. Tienen mucho color, y por los barquitos que deben de ser la firma se puede apreciar que vive en zona de mar. Aunque realmente no sé si son barquitos o una corona.La primera obra son cuerpos desmembrados en donde el autor ha querido plasmar que a pesar de los pesares, la noche es bella, y aún queda tiempo para el amor, para beber, para leer, y hasta para quitarse la careta y mostrarse al mundo tal como es uno. La segunda obra, Humberto parece que ha querido pintar como en la noche observamos, y las manos tantean los cuerpos desnudos. Los colores son muy bonitos y el fondo es el azul de una noche relajada para disfrutarla. Aunque también se aprecia seriedad por el mal momento y la situación de los que viven en el lugar.La tercera obra es muy bella. Los ojos son enormes y la mirada triste. Realmente es una obra muy complicada de entender a pesar de la belleza que muestra.La cuarta obra se ve claramente la desolación que transmite, que hasta los animales están serios y apenados. Me gustan las caras con corazones y con árboles. Se ve como una especie de fiesta obligada. Como si fueran inducidos a fuerza de cañón a parecer lo que no es. La última obra es como un Arca de Noel en donde la desolación y el miedo se palpan al tener que huir. El barco va amarrado, y es un perro quien tira para conducir a todos los animales y algunas personas disfrazadas de payasos acia algún lugar aun sin identificar y en interrogación.Saludos y siento no poder entender mejor la belleza que ha realizado Humberto.
Muy buenas las obras de Humberto Viñas García, a la vez que complicadas de poder comentar. Tienen mucho color, y por los barquitos que deben de ser la firma se puede apreciar que vive en zona de mar. Aunque realmente no sé si son barquitos o una corona.La primera obra son cuerpos desmembrados en donde el autor ha querido plasmar que a pesar de los pesares, la noche es bella, y aún queda tiempo para el amor, para beber, para leer, y hasta para quitarse la careta y mostrarse al mundo tal como es uno. La segunda obra, Humberto parece que ha querido pintar como en la noche observamos, y las manos tantean los cuerpos desnudos. Los colores son muy bonitos y el fondo es el azul de una noche relajada para disfrutarla. Aunque también se aprecia seriedad por el mal momento y la situación de los que viven en el lugar.La tercera obra es muy bella. Los ojos son enormes y la mirada triste. Realmente es una obra muy complicada de entender a pesar de la belleza que muestra.La cuarta obra se ve claramente la desolación que transmite, que hasta los animales están serios y apenados. Me gustan las caras con corazones y con árboles. Se ve como una especie de fiesta obligada. Como si fueran inducidos a fuerza de cañón a parecer lo que no es. La última obra es como un Arca de Noel en donde la desolación y el miedo se palpan al tener que huir. El barco va amarrado, y es un perro quien tira para conducir a todos los animales y algunas personas disfrazadas de payasos acia algún lugar aun sin identificar y en interrogación.Saludos y siento no poder entender mejor la belleza que ha realizado Humberto.
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