ROMUALD HAZOUMÉ (1962) / ¿POR QUÉ SE HAN OLVIDADO DE NOSOTROS?

La obra de este artista de Benín nos ofrece un paradigma de lo que es la autenticidad, lo que es el aglutinar valores universales. No podemos atenernos a la manipulación de lo colonial y primitivo. Ya no. Ahora, ante una propuesta e imaginería de esta dimensión, hemos de sentir y conciliar épica, drama, innovación, sensibilidad y poesía.
Túmulos y rostros que en su configuración visual toman los rasgos de ayer y los despojos de lo que necesitan hoy. Es un barroco de la sed, de la miseria. No hay fetiches ni máscaras, sino iconos de una estética de la existencia contra la fatalidad y la conspiración para su dejación y anonimato.
Mientras las pateras sean puentes aciagos, el canto espiritual de estas manifestaciones artísticas tienen un sentido y una dirección y nos sitúan dentro de un ámbito imaginario en que a las formas les siguen otras formas, a las biografías que se identifican con el color, otras biografías, y así hasta simbolizar un continente visto por sí mismo, por la angustia de serlo y padecerlo.
Un haz de luz toma estas piezas y absorbe sus dudas. La realidad es dura y en estos casos le da lo mismo la sombra que la mudez de este lamento sonoro.

Un buhonero solitario
vende corazones a buen precio
¡Corazones, corazones frescos!
A los árboles los tallan por las calles
Nadie llora
La carne de guillotina se vende barata
¡Corazones, corazones a buen precio!
(Manuel San Martin Palacios)

Publicado por Goyo

Escritor de arte, coleccionista.

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