El mirar se hace a veces muy fácil, tanto que hace agigantarse el imaginario que amparamos y nos sostiene para vivir. Aunque en este caso el inquirir solamente es una belleza que se deja escapar entre los cuerpos femeninos y ese río que se remonta hasta perderse.
Pero sobre estos predios, en un mar de vestigios vuelan realidades pictóricas y humanas, historias de tiempos y rastros, plásticas cuya función es un hablar en tales términos que no agote el contenido de la visión, ni el pathos de la esperanza, ni la multiplicidad ansiada.
La feminidad es el instrumento que alimenta estos sucesos visuales. Cabe aguardar que el encanto, atravesado por la nostalgia y por la detonación de la despedida, llene tales cuencos marinos, tales distancias de símbolos y encuentros. Sin acechar no permaneceremos, si bien no dejaremos de mirar.
Ecelente comentario de Goyo y por otro lado, siempre me ha gustado la obra de Humberto castro.
Saludos.
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Una buena obra acompañada de ua excelente critica de nuestro amigo Goyo,mostrando en su blog el buen arte contemporáneo.Gracias amigo.
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