Al chileno ASSLER me remitió un amable lector con motivo de un post sobre la obra de otro escultor. Y se lo agradezco porque este artista tiene la clarividencia de construir el volumen como si tuviese su condición de tótem tallada en la materia.
Cuando están delineados de mayor a menor ocupan la superficie metafórica en curva de un altar de deidades jerarquizadas, cuando están solos son el emblema de una semblanza que tenía que formar parte de nuestro inventario de paradojas transfiguradoras.
Podríamos incluso señalar que si sintonizamos esta obra con la realidad contemporánea, crea paralelismos expresivos dentro de un sistema concreto de referencias e interferencias. Labrar su contextura es un argumento más de un lenguaje que se designa para subrayar lo que hay de alegórico en la huella que vamos dejando y en la que en el futuro nos señalará como creadores cuya regla es destructiva.
Aparecen, por tanto, como efigies, como ídolos, y queremos que sigan siéndolo, porque necesitamos su fuerza y su vocación por un destino perenne visto lo que ya es efímero.Al mirarlas conseguimos acercarnos levemente a la sede de los próximos vestigios.
El árbol bajará dicción hermosa,
la muerte dejará de ser sonido.
Tu sombra hará la eternidad más breve.
(José Lezama Lima).