«> El virtuosismo en esta isla caribeña hace de elemento regenerador y diacrónico hasta componer un fresco coetáneo que lidia con la ironía y el ensalzamiento del acto de pintar como una relectura de síntesis histórica a la par que cariñosamente mendaz.
Clásico, barroco, burlón, perfeccionista, con oficio, el cubano TOLEDO está centrado en que su obra tenga la suficiente culminación fantástica como para bucear tanto en el idilio como en un sentido interrogativo de lo que puede pasar si en un momento dado tales personajes se salen del marco, que es lo que pretenden, y nos acompañan de por vida.
Quizás hasta él mismo se interrogue sobre lo que en este comienzo del siglo XXI significa señalar un horizonte plástico que busque sendas recreadoras, las que no son fáciles que expiren a través del concepto en clave oculta y abstracta.
En definitiva, no cabe duda de que su concepción creativa parte de presupuestos insólitos pero que suman deleite, esplendor, decadencia y una inseminación lúdica a un territorio que la necesita para calmar toda la acumulada sed.
De la contradicción de las contradicciones,
la contradicción de la poesía,
borra las letras y después respíralas
al amanecer cuando la luz te borra.
(José Lezama Lima).
Muy acertada su crítica.
Saludos
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Muchísimas gracias. He tratado de proporcionar y disfrutar con justo reconocimiento.
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