¿Esas piezas articuladas y polícromas son zoomorfas? ¿O son los restos mutantes -aunque tengan un vago parecido con caracolas- de unos entes que juegan a una estética destapada entre el mar y la tierra?
¿Son las causantes de ese esqueleto automovilístico agujereado que medio arrumbado nos queda como un epitafio sin muerto? Está claro que estas esculturas son sinfonías que van de concierto en concierto para así hacerse más visuales y significantes. La mirada va detrás y nunca logra adelantarse. ¿Qué pasaría si lo hiciera? No busque respuestas porque el arte fundamentalmente son preguntas.
Hay que agradecer al francés BOSSUT que nos haya deparado la visión de estas andanzas, pues facilitan el comprender que coinciden tanto como divergen muchas maneras de ver y pensar el arte.
Quedaba un árbol, su imagen y la noche.
Inmóvil fiera, pegada y voluntaria,
escarba con sus uñas, destruye con su aliento.
(José Lezama Lima).
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