El arte de acción, que también es de provocación, hurga en los recovecos de la condición humana en los que si caemos nos quedan cicatrices. Saca a la luz nuestras fobias, repudios y resentimientos, pero también pone de manifiesto que somos víctimas de una u otra manera. Y por lo visto cada vez hay más.
Para el catalán MONTIJANO, establecidas sus bases de actuación, el tender la soga que nos ahorca cuando nos han dejado desnudos, indefensos y encapuchados y nos llevan al matadero, es una alegoría descarnada. El inconveniente es que de esa metáfora tras metáfora, metamorfosis tras metamorfosis, sus significados derivados quedan opacados inicialmente por ese ritual de desnudismo y aparente ensañamiento.
Es evidente que los aspectos visuales de estos perfomances priorizan ante todo los presupuestos sociales y políticos que tematiza, no batallan con la forma ni con superficies, en todo caso establecen lógicas espectaculares de contexto y coherencias de espacios. Son asimilaciones difíciles y controvertidas, que ponen en juego muchos puntos de partida que habrán de tenerse en consideración.
Cierro los ojos para ver más hondo,
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.
(Ángel González).
Mes: mayo 2013
SIMEÓN SAÍZ RUIZ (1956) / TENDRÁN QUE VERLO
Es una guerra y hay víctimas. Víctimas y escenarios bélicos no retratados fotográficamente -que es lo usual- sino tratados desde la angustia plástica del que sabe cómo es la fusión que cabe encontrar si se da un paso más.
La elaboración cromática es una incitación a viajar a un lóbrego hemisferio que hunde sus raíces en una pintura realista pero marcándola desde otras ópticas, otras visiones que tienen el fulgor pictórico único.
Son esas siluetas las que marcan la densidad del horror, la visualización de unos espacios en que se produce una violación de la luz por esa ingente marea de sangre, cuerpos rotos y dolor.
Hoy es así mi vida.
Me alimento del hambre.
Odio a quien amo.
(Ángel González).
MIKI LEAL (1974) / ¿MIRÁIS MÁS ALLÁ DE VOSOTROS MISMOS?
El color es un elemento de reflexión, obvio es señalarlo, pues con él queda patente la significación de una obra y además es por sí mismo el que inunda el escenario después de levantado el telón.
En el caso del sevillano LEAL la obra así cromatizada fragua la historia y deja que los personajes se asombren por encontrarse dentro de ella, al fin y al cabo ellos también son agentes que militan en el interior de ese cosmos reposado, goteante o incluso en cascada o desbordante.
De nada vale sostener que parte de una determinada tendencia artística puesto que, como dice Clement Greenberg, las mismas son bautizadas por sus enemigos, por eso hoy parecen más el producto de una interpretación errónea y de una impotencia. En cambio, el trabajo de este artista tiene de todo menos de erróneo.
Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
Se llama Ángel y conduce al llanto.
(Ángel González).
COLL VERGER (1958) / NO OS ESFORCÉIS
Nunca hemos llegado a desentrañar a la abstracción informalista porque en el fondo ni lo desea ni lo necesita. Sobre su misterio o no misterio, sobre su secreto o no secreto, recae todo el peso contemplativo y reflexivo.
El caso del mallorquín VERGER no es una excepción. Desde el punto de vista formalista es una indagación que se mantiene constante. Desde una óptica vital y hasta doctrinaria podemos deambular echando mano a una retórica vacía.
De lo que se trata en definitiva es de que su obra complete en nuestro imaginario lo que nos falta, esa percepción de lo que llegamos a intuir pero nunca damos con ello. Con eso es suficiente.
Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas
a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un
árbol -en verano-
y se calla.
(Ángel González).
JOHN MINTON / NO SÉ SI VIENEN
Geometría de las urbes en las que la pasión de los personajes es solitaria. Cubos que aprisionan, nunca protegen y aunque sean madrigueras también pueden destruirse.
MINTON articula unos escenarios que tienen la languidez del simbolismo con sombrías ondas metafísicas, buscando esa clave única que reivindique el pathos plástico de esos espacios que vienen, nos muestran y después se pierden de vista el horizonte.
Lo poético de su andiamaje queda puesto de manifiesto sin necesidad de acudir a otros órdenes configuradores y con la plasmación de una inagotable encarnación cromática que es la expresión vívida de un lenguaje visual de melancólicas resonancias.
Pues las mentiras viejas se convierten
en materia de fe,
y de esa forma
quien ose discutirnos
debe afrontar la acusación de impío.
(Ángel González).
SONJA RED (SONIA LLAMAS BAÑOS) / ME DECLARO CULPABLE E INOCENTE
Los rostros, en una formación casi vorticista, dinámica, explosiva, se multiplican de menor a mayor y sirven de evocaciones vivas o muertas. Su autorretrato es una pieza de ajedrez que se ha salido y perdido dentro del grito en el que se apoya -al que disminuye para no convertirlo en destino- o dentro del túmulo acuático mortuorio de connotaciones románticas.
En la española RED las claves estilísticas son espontáneas, imaginativas, oníricas, pero su construcción y estructura de acoplamientos, visiones, encuentros y búsquedas tienen un nexo común: y es que su significado, venga de donde venga y sea el que sea, está equilibrado y bien sostenido.
La gama cromática abarca distintas tesituras y está cuidadosamente pensada, tanto en sus cálidos como en sus fríos, tanto en sus reverberaciones como en sus oscuridades. El azar no permite, y así lo ha dispuesto, que la conformación plástica se quede sin refulgir, por el contrario, ha de aflorar con la convicción de que ha alcanzado la plenitud de su forma y exploración.
Cuando envainó la espada dijo, dice:
La democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.
(Ángel González).
JOSEP PUIGMARTI (1932) / ¿ME ACUSAN?
El toque preciosista no tiene lugar en mi obra -confesión apócrifa- si no es contemplándola desde derroteros marcadamente sectarios. Sí admito lo de manierista, eso sí, pero se trata de que la brillantez, el color acentuado, las filigranas y círculos, y las líneas envolventes hagan surgir lo híbrido, lo que tiene rasgos surrealistas, oníricos inclusive, si bien dentro de un ámbito modernista y sofisticado.
Sin embargo, se llega a percibir en el catalán PUIGMARTI un falseamiento concebido y simulado, con el que quiere jugar con el espectador si éste se deja, lo que probablemente hará entre bromas y veras. Pues no es difícil de asimilar si se enfoca en su medio propio.
Desde luego, es un estilo que en busca de sí mismo se desmesura, como si estuviera aquejado de hiponcondría plástica, de una obsesión por demostrar con un sentido de lo extravagante a cuestas que nadie es como él, es único hasta para colgar santos y celebrar misa.
Olvidamos, en cambio,
los cadáveres,
los campos de batalla,
el hambre de los campos,
las razones del hambre.
(Ángel González).
DANIEL RAMOS RUIZ (1964) / SUEÑO CON LO QUE NUNCA SE QUEDA
Si algo tienen los artistas cubanos es una imaginación desbordante. Su onirismo, nacido en una isla que tanto flota y cae como se acicala con metamorfosis, traspasa umbrales, llega hasta las ciénagas y hace crecer la fe que ahora le falta.
RAMOS, afincado en España, no es una excepción, pues vislumbra entre sueños con guiños surrealistas la metafísica de si se puede seguir siendo, de si crepitan ya los muros, de si los ojos del destino son capaces de irrumpir en el lenguaje con esos círculos mensajeros.
En el fondo son soledades del que se ha ido y continúa absorto por la salida esperando la llegada. Una pintura que interpreta a la perfección patrones de otras vestiduras para ensamblar claves que la identifiquen tal como el espíritu a la carne.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
(Ángel González).
JOSÉ MÁRQUEZ VALDÉS (1961) / ME QUEDO ABSORTO
De la abstracción nadie pensó que tuviera un tramo tan largo. Es un recorrido que nunca acaba de convertir la desmaterialización en otro estadio, de consumarla en su propia agonía.
Por lo que se refiere al cubano MÁRQUEZ, actualmente residente en España, se observa el mismo grado absorto que culmina en un pensamiento que de su fugacidad quedaron unos trazos, unos contrastes dialogantes y que bailan entre ellos, ya sean limpios o sucios, reveladores de que su lenguaje se reinventa tanto en códigos como texturas.
Es una pintura al que la referencia, dada su promiscuidad cromática, se la añade el espectador, si no está empeñado en ver más allá de ese murmullo solipsista que sigue sin romperse.
Pero tal vez sea pronto para hacer conjeturas:
dejemos
que la tramoya se prepare,
que los que han de morir recuperen su aliento,
y pensemos,
cuando el drama prosiga y el dolor
fingido
se vuelva verdadero en nuestros corazones,
que nada puede hacerse, que está próximo
el final que tememos de antemano,
que la aventura acabará, sin duda,
como debe acabar, como está escrito,
como es inevitable que suceda.
(Ángel González).
KAMYL BULLAUDY (1962) / NO LE PIERDO NUNCA DE VISTA
El cubano BULLAUDY es uno de los artistas que más retratos ha hecho del mártir de la independencia de Cuba, José Martí. Porque para él, como para la mayoría de sus compatriotas,ha constituido un ser extraordinario; el poeta que dio a ese pedazo de isla el reconocimiento de su auténtica identidad.
Por tanto, en cada uno de sus bustos trata, a través de técnicas diferentes, de ofrecernos la semblanza multifacética de un ser único, hasta cifrar unas claves estilísticas que den la total verdad del personaje.
Alguien puede pensar que estamos ante un intento de idolatrización, y es muy libre de hacerlo, pero no por eso alguna de estas obras dejan de ser una magnífica recreación del hombre, su historia y su último destino.
Sé generoso
con aquellos a los que necesitas,
pero guarda,
expulsa de tu reino,
mantenlos más allá de tus fronteras,
déjalos que se mueran,
si es preciso,
a los que sueñan,
a los que no buscan
más que luz y verdad,
a los que deberían ser humildes
y a veces no lo son, así es la vida.
(Ángel González).