Es una guerra y hay víctimas. Víctimas y escenarios bélicos no retratados fotográficamente -que es lo usual- sino tratados desde la angustia plástica del que sabe cómo es la fusión que cabe encontrar si se da un paso más.
La elaboración cromática es una incitación a viajar a un lóbrego hemisferio que hunde sus raíces en una pintura realista pero marcándola desde otras ópticas, otras visiones que tienen el fulgor pictórico único.
Son esas siluetas las que marcan la densidad del horror, la visualización de unos espacios en que se produce una violación de la luz por esa ingente marea de sangre, cuerpos rotos y dolor.
Hoy es así mi vida.
Me alimento del hambre.
Odio a quien amo.
(Ángel González).