Decía Paul Valéry que las obras de arte le interesaban menos en sí mismas que pos las reflexiones que sugieren sobre su generación.
Conforme con ello, estos esbozos de la húngara FRIEDMAN nos invitan a introducirnos y meditar sobre las posibles y visionarias construcciones de nuestro hábitat del futuro que seguramente no veremos.
Cierto es que son como metafóricas aves que se desplazan por el espacio, en una formulación futurista sin fin y con el ser humano en una precaria situación de liliputiense esclavo y hacedor de estos artificios monstruosos, que en su momento no lo serán sino que darán apertura a nuevas utopías.
Y así empieza, empezó la fiesta
de los muertos que viven, cogidos
del brazo y bailando y se besan.
(Leopoldo María Panero)