Dice Elena Cardoso que el arte posibilita procesos de autoconocimiento y de humanización al reintroducir en la vida el derecho básico a la creatividad, la imaginación y la expresión, tanto singular como colectiva.
En el caso del madrileño DURÁN su figuración es autoconocimiento cifrado en el no desenmascaramiento dado que en esa ejecución de encubrir, ocultar, disfrazar, reside el alma de una pintura que descubre con antinomias una plástica que se viste de buenas y malas sombras, de augurios y enigmas, de lo impenetrable que interroga.
Es una obra ensimismada que trata de no identificarse con más referencias que con las que se muestra, que los espacios son los imprescindibles, que no tiene más razón que su propia razón, la de no dejar que al mirar la penetremos más allá de su mortal presencia.
todos estamos rotos pero enteros
diezmados por perdones y resabios
un poco más gastados y más sabios
más viejos y sinceros
(Mario Benedetti)
Reblogueó esto en Vivencias Plásticas.
Me gustaMe gusta