Decía Guillermo Kuitca que cuando el arte se vuelve más potente es cuando nos pone enfrentados a nosotros mismos, no a nosotros enfrentados al artista.
Por eso, Heidegger expresa que el arte nos permite conocer el mundo y a nosotros mismos en lo más íntimo y real.
¿Ángeles, demonios o simples criaturas que no han cuajado o que han preferido aparecer bajo esa dimensión imposible? VINCI nos plantea una mortalidad que no cree en la inmortalidad o viceversa. Sus obras son visiones que alcanzan un infinito condenado, como si supieran que nunca han tenido un destino o de haber un sino sería el que les dejase con la mayor y más elocuente herida. Pero también son nuestros trozos ontológicos los que están ahí amenazándonos para que nunca olvidemos lo que somos cuando nos hayamos ido.
roguemos porque caigan los réprobos caudillos,
que en el altar sagrado dan filo a los cuchillos,
para apagar, matando, de libres el clamor.
(Bartolomé Mitre).