Los acordes científicos, tecnológicos, técnicos, abren nuevas concepciones en las que el lenguaje se inclina por descubrir emociones a través de los efectos ópticos y de las sensaciones que producen.
Es cierto que tales fenómenos nos ponen en consonancia y sintonía con esta sociedad actual ávida de mirar y encontrar subterfugios en los que marcar sus superficies.
Pero también es cierto que la obra del coreano SUH participa de estas definiciones pero conservando un último elemento creador que no se sustancie en una mera mirada y luego un escape. Trata de infligirnos un motivo más hondo en la percepción de una realidad que es la pista del futuro.
Si pudiera pintar el mal remoto
de mi niñez ingenua y temerosa,
yo pintaría un niño que solloza
puesto en perfil detrás de un vidrio roto.
(Horacio Rega Molina)