Estos armatostes de aristas puntiagudas y amenazadoras salen de cualquier sitio, son enormes y semejan artefactos de guerra que en este momento están hibernando. Se mantienen en el aire o en tierra pero siempre vigilando.
Ante estas obras de la alemana VORDERMAIER ¿podemos verificar lo que decía Tàpies respecto a que el artista, más que comunicar preceptos, trata de mostrar la vida, de estimular los resortes que ya están dentro de todos, de invitar a tener experiencias personales y directas?
Indudablemente las experiencias, experimentos y prácticas que nos condicionan en medio de estas construcciones, cuyo material está sacado de aquí y de allá, son actos vivos, que estimulan el cauce de una sensibilidad e imaginación imprescindible para apreciarlos. Incluso podríamos afirmar que son metáforas de la existencia contemporánea, tan plagada de riesgos, de destrucción y de confrontaciones. Y que, en definitiva, viene a dar la razón a Herbert Read, cuando dice que las artes plásticas se ven comprometidas en un combate heroico contra la mediocridad y los valores de masas impuestos artificialmente.
Simple poeta que acuñas
poesía en oro probado
y que te miras las uñas
cuando estás avergonzado.
Te has de ir por esas calles,
las calles de la ciudad,
a probar tu soledad
de pretéritos detalles.
(Horacio Rega Molina)