La obra se abre para recibir mundos que nos traen de vuelta a otras realidades. Como la de los hermanos gemelos rumanos GERT&UWE que, en aras de refugiarse en ciertos nichos de un imaginario a la carta, crean, fermentan, ajustan, configuran formas, las que Friedrich Schlegel considera fruto de la misión eterna del arte.
Pero en esta imaginería se resuelven problemas de organización, signos y significaciones. Porque la convocatoria es abierta en las líneas que estructuran el producto plástico, aunque mantienen orden y equilibrio, ironía y frescura, simetría de genes y pedigrís, hasta conformar el hecho culminante.
Una simplicidad engañosa delata lo complejo del artificio, lo subyacente, la visibilidad que se encuentra a sí misma proyectando sus mejores galas y escenarios. Es una farsa única pero no estrafalaria, pues ha tenido buenos ascendientes y mejores confidentes. Que hablen y nos lo comuniquen.
Tu tarde está tranquila, el mar abierto;
y tus ojos de diosa
miran lejos el mundo. Es un desierto
que infinito reposa.
(Carlos Bousoño)