No voy a añadir conceptos lujuriosos -son los que me apetecen- sobre la dura pugna de un cayo por rescatar los restos de una historia suya que solamente una poesía a la manera surrealista sería capaz de rescatar.
Eso es precisamente lo que intenta el cubano DARIEN con una obra tan delicada que hasta las raíces se rompen y no tienen donde posarse.
Por supuesto en que toda la plástica cubana que se hace ahora hay una simbología patente, pero el descubrirla, en esa pudibundez fáctica, es donde se encuentra el meollo del asunto y la belleza del poema.
Los otros son horribles. Sólo se puede hacer
vida social con uno mismo.
(Oscar Wilde)