- Empecemos por la regla más conocida, aquella que declara que la base de la pintura debe ser una configuración de elementos abstractos que puedan transmitir una variedad de emociones. Y también la concepción organicista, desarrollada por Herder y Schelling y utilizada por Diderot, que consideraba a la obra como una totalidad singular orgánica que tiene vida propia.
- Las piezas del vasco ESKUBI son inconscientes de esa reflexión porque están más ocupadas en concluirse y armonizarse, en hacerse como un destino que no tiene otra condición que vulnerar, sin perder sus reminiscencias, la tradición frente al presente contemporáneo, en ubicarse en una plástica que goce de todas las posibilidades y oportunidades.
- Su configuración es profunda y subyugada en sí misma, además de que aparece como dentro de un proceso dinámico que nunca acabará de completarse, siempre en constante ebullición, en un continuo significarse en la intromisión fulgurante de las estéticas del pasado actualizándolas y potenciándolas.
Siento todo el espejo en el vacío
reflejando la ira y el dolor
de quien ha descifrado su sentencia:
Mirar ya para siempre hacia la nada.
(José Ramón Ripoll)