- Con un formato entre el pop y un realismo de calibre grueso, el asturiano MONTAÑA propone en su imaginario plástico un juego lúdico de identificación de géneros.
- Las líneas y los contornos bien acentuados, los cuerpos grandes, especialmente el de la mujer, que entraña un signo erótico de dominio, junto a una salvaje determinación que a la hora de ver, manipula y se hace más visceral e icónica.
- Una imaginería que despierta una reacción a voces y un secreto susurrado, una plástica de colores vivos sin acentos, unas escenas sacadas de una realidad que está a la vuelta de la esquina y que parodia una masculinidad estereotipada y casposa.
Mis años no son numerosos y, sin embargo, siento ya que la bondad es, sólo, un ensamblaje de sílabas sonoras; no la he encontrado en parte alguna.
(Los Cantos de Maldoror)