- Decía Gombrich que las palabras constituyen, a veces, indicaciones útiles, ayudan a esclarecer incomprensiones y pueden darnos, al menos, un vislumbre de la situación en que los mismos artistas se han encontrado.
Intentaré abordarlo entonces manifestando que ante una pintura como la del indio MONDAL, independientemente de que observemos una hibridación entre culturas y grupos diversos, es decir, una llamada criollización, la negrura es la base, no la ausencia del drama plástico. Es un sentido existencial, fruto de un destino desventurado y tosco como el de la India, que informa toda una plástica hecha con un espíritu de angustia y desencanto.
- Gauguin contaba que la esencia de una obra, la esencia insustancial y de orden superior, yace precisamente en lo que no se expresa. En este caso, cada obra es todo un cúmulo de expresión, pero incluso aún así queda una aureola de desolación en la mirada y en la memoria.
- Lo exterior se visualiza y lo interior da cauce a la hechura de su fealdad, de su cosmovisión desarticulada en unos seres que caerán en un olvido carbonizado por el tiempo.
Ni secreto ni pacto.
Ni muda sumisión
ni profecía. Escucho cómo llega
la crecida fluvial de las palabras.
Reúno los despojos. Abrazo
los cadáveres.
y con ellos enciendo
esta pira común para el olvido.
(Ada Salas)
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