- Los genes se suceden para generar otra dimensión plástica e histórica. Así es como ese fenómeno tiene lugar en la obra de LUGRÍS VADILLO, que nos impacta por su resolución cromática y su forma febril.
Su depurada técnica es la base para la creación de unos microcosmos que no tienen fin y que al mismo tiempo son todo un imaginario en sí mismos. Sus huellas surrealistas encajan a la perfección en una cosmovisión muy ligada a su Galicia natal. Pero la rebasan.
Y le dan la trascendencia de un sueño marino, de unas ventanas abiertas a la leyenda, de una pintura cuyo lenguaje nos inspira el recitado poético de una mirada que se impregna del enigma y del júbilo.
Detenerse, contemplar el paso de las nubes aún es un punto de partida.
(Julieta Valero)
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