- Las obras del lusobrasileño BARRIO podemos contemplarlas como una proyección de nosotros mismos cuando nos topamos de frente con una realidad que no se ampara en el pensamiento de ser sino en la provocación de un horror fruto del odio.
- Claro que en ese contexto que es resumen de historia del siglo XX, de una geografía determinada y de una ideología mazdeísta, la plástica es portadora de sufrimiento, crueldad, miedo, angustia y repulsión.
- El artista así lo supo interpretar y recrear a base de todos sus recursos disponibles, de una perspicacia terriblemente implicada y de una congoja narrativa y artística de honda magnitud. La coherencia y la lucidez son sus signos definitivos y los que se difundieron gracias a su magisterio.
La noche no era el sueño
era su boca
era su hermoso cuerpo despojado
de sus gestos inútiles
era su cara pálida mirándome en la sombra.
(Idea Vilariño)