Parecería que un navegante tuviese el poder de descifrar y recrear los movimientos del aire materializándolos en la superficie hasta hacerlos una misma creación con el suelo, la tierra, el mar y las rocas.
Con ello nos estamos refiriendo al español MARTÍN CHIRINO, que antes de ser escultor fue un eje que armonizaba vientos, olas, arenas y granito en su Canarias natal.
Construyó estas esfinges de la naturaleza porque de alguna manera tenía que tratar de verlas, no sólo percibirlas, para dialogar con ellas, acariciarlas y ritualizarlas.
- Una invitación la suya que nos concierne en su máxima dimensión ya que esa visualización, a través de esa conjunción táctil y física, nos incluye en sus fisonomías, en la magia que respiran, en el aliento que despiden y en la seguridad de que no estamos ciegos, de que nuestros presentimientos dentro de ese orden nos ofrecen modulación y energía.
- Mi amigo Humberto…
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