Remover el mundo y extraer lo que tiene de más terminante en su enigma, y de más incestuoso. Fabricar imágenes que no estén fulminadas. Pintar lo que nunca podrá volver a pintarse.
De haberme encontrado con la argentina FINI le pediría que no abortase ni un momento su indagación sobre el silencio y sus cómplices. De haberla besado hubiese intuido los espacios oníricos de su pasión, magníficos antros de soledad, muerte y concupiscencia.
La ahora considerada antigua alianza artesanal del ojo y de la mano supera el instante de lo contemporáneo en la obra de esta artista, a la que tendríamos que recalificar, sin comisión añadida, como la plasmación de una magia que en la situación actual todavía llora, pues se ha quedado convertida en un humo visual que nos obliga a transpirar.
Que se haya visto tildada de surrealista no es lo importante, lo verdaderamente trascendental es que nos…
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