- Ante la forma visual, concreta, inmediata, no razonamos, pero sí soltamos la imaginación, que es así como se puede encontrar lo oculto aunque no se muestre. La creación artística se mueve entre la luz y la oscuridad, entre lo que es evidente y no lo es, entre el agua cristalina y el agua turbia, por eso nunca alcanza la perfección.
- En la obra del taiwanés CHANG hay conformidad entre la forma y el significado, entre su materialización y el mensaje, entre la muerte -el polvo, el desecho, lo vegetal, la filosofía de la basura de la que habla Dagognet- y la vida.
- Y así la luz vuelve a la oscuridad, que es su lugar de procedencia, para que el hacer artístico vuelva de nuevo a su alumbramiento, tal y como planteaba Heidegger, que es la alegoría que se encuadra en estas instalaciones/esculturas de este artista.
Sí, eso debe querer decir Max Scheler cuando señala al hombre como el único viviente no adaptado perfectamente a ningún medio (María Zambrano).