La ocurrencia, sin ser un axioma, es la máxima del arte contemporáneo. Sin ella carece de la esencia de la sorpresa, del asombro, de lo que como espectadores nos impediría cimentar nuevos imaginarios que tuviesen relación estrecha o remota, pues ambas son referencias válidas, con nuestra realidad.
Hay muchos exponentes en ese sentido, la estadounidense CRAFT es uno de ellos, como lo evidencian sus atmósferas, escenarios, medios, lugares y construcciones.
A mí siempre me ha parecido, en la tesitura de encararme con estas obras, que bajo un contexto laten muchos más, que pueden ser circunstanciales o provisionales, pero también definitivos. Son preguntas y respuestas erigidas con recursos plásticos y materiales que obedecen a ideas inesperadas y repentinas, al ingenio en trance de depositarse repleto de productos visuales apropiados para tallar la ilusión de hallazgos presentidos pero nunca esperados y menos alcanzados.
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