Decía Richard Serra que la escultura, si tiene algún potencial, es el de crear su propio espacio y lugar, el de actuar en contradicción con los espacios y lugares donde ha sido creada.
Este es el caso de la norteamericana GRAVES, que hace un acopio de formas que son mutaciones escapadas al control de lugares y espacios, al propósito de un plan deliberado para conformarlas bajo otras estructuras. No se han dejado, a la vista está, ni se dejarán.
A partir de lo cual las criaturas creadas toman su propia determinación, adquieren lo nuclear de una nueva naturaleza de la que presumen, con la que comunican sus citas y se exhiben.
No sin un gran esfuerzo han alcanzado la “gracia”, el don de ser, refulgir, despedir color como la sustancia que completa su armazón y sustanciación, esa osamenta vertebrada de la que dimana la fuerza y la belleza formal.
Es…
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