- De nuevo se incurre en encajar la obra de un artista en una fuente que mana de otros vertidos, porque en lo que respecta al argentino CAMPODÓNICO no hay automatismos ni subconscientes, lo que hay es un imaginario entre lo fantástico y una realidad que está detrás de los ojos.
- Contemplamos un dibujo que dibuja y se mira, un cuento ilustrado, una sabia definición de cuerpos, escenas, espacios y colores suavizados, mimados, para que si salimos de la representación sepamos lo que hemos vivido dentro de ella.
Todo es siempre presente,
pues todo se sucede y nada acaba.
No hay tiempo, sólo espacios.
Y todo allí vivía: el mundo descubierto
y el ser, aquel asombro.
(Francisco Brines)