Las claves del movimiento surrealista, de tan manoseadas, nos han dejado un sabor de encuentros indescifrables o un código a la carta que se hace más utilizable con el paso del tiempo. Yo me sumo a esto último y al amparo de este paradigma lo enuncio bajo la fórmula de una lectura que debería hacerse invisible ante estas magníficas obras de Masson y Ernst, los inmensos artistas surrealistas franceses.
Sueños y pesadillas, tensiones emocionales, la forma que se hace a sí misma porque son sus propias quimeras las que la configuran, los colores de la alucinación que postulan fantasías de odio, terror y angustia.
- Ganar tiempo a la muerte por la vía de los espectros, de los monstruos y fantasmas que exploran desiertos emocionales de aguas subterráneas turbias y furiosas.
- Mas queda una belleza palpitante en su propio horror, unos seres que son nuestro reverso en áreas perennes que constituyen…
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