Dijo un autor, refiriéndose a la panorámica del arte contemporáneo, que nuestras mentes -y nuestras miradas- están cerradas para todo aquello que no sean las sensaciones más escuetas, lo que ha dado motivo a que el artista de hoy se ajuste a esa conformidad y diga cada vez menos.
Incluso para que los efectos sean más elocuentes que los significados y atraigan toda la atención, el creador actúa recurriendo a procedimientos de engrandecimiento y distorsión, hasta escandalosos, que plagia de los trucos empleados por los grandes publicistas.
En tanto en cuanto las obras del coreano XOOANG se sitúan a uno y otro lado, me inclino por una concepción metamórfica de la condición humana que está sin gestar, cuyo horror es precisamente la muestra de una próxima belleza visionaria y alegórica.
Pasa la juventud, pasa la vida,
pasa el amor, la muerte también pasa,
el viento, la amargura que traspasa
la…
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