- La materia hecha de pigmentos y polímeros alivia la tensión contenida con un fuerte oleaje pero sin dejar que explote. El autor amasa y traza, calma y sosiega. De la ebullición queda un fervor plástico denso y luminoso evocando una visión inimaginable.
- El americano MARTINY no quiere que los raíles que texturizan las superficies se desborden, simplemente limita su pasión a una cubierta de alas y ropajes que en su condición abstracta lleva a cuestas una emoción sacrosanta.
- Cada pieza está marcada por un color que es al mismo tiempo el canto de una sinfonía pictórica y escultórica, sin necesidad de marcar estereotipos, sino postulando un avance de la síntesis que tiene lugar, y de la aparición de un alud de esperanzas en el terreno de la creación.
El mal de la vida, la enfermedad de ser consciente, entra en mi propio cuerpo y me perturba.
(Fernando Pessoa)