El puertorriqueño ESCOBAR, exprisionero político, tuvo claro que el conocimiento artístico no puede ser traducido en otro género de conocimiento, aunque sea un principio incumplido por una tendencia a juzgar en términos filosóficos o políticos (¿es evitable?).
Lo que hay que hacer es pedir una comunicación silenciosa y una colaboración crítica entre la obra y el espectador a la hora de otorgarle un significado. En este caso concreto el imaginario plástico, enarbola, una vez introducido en él, plenas dosis de fantasía, concentración, reflexión y visión.
Su pintura, de figuración rutilante o ceremoniosa, maquina la versión pletórica de unas realidades que tiene ya su superficie y claustro para caminar por ellos, en donde interrogarlas y darles la dimensión adecuada. Son resoluciones en las que lo importante no es el partir sino el llegar y ocupar y compartir asiento.
Ya no devuelve primaveras
quien contempló la ciega muerte.
(Carlos Bousoño)