- El asturiano Guillermo Simón, que posee el secreto mágico y plástico del mar, tiene la capacidad de Paul Klee de ver con un ojo, y con el otro sentir. Y también de sentirse dentro, casi desde su origen, del mismo, compartiendo forma y fondo, sabiduría y poesía, fuerza y pasión, pues entre ellos no se interpone nada.
- Sus obras, marcadas por un signo cósmico de vocación interminable, constituyen una culminación pictórica de vida y naturaleza, de realidad viva y quehacer prodigioso. Su portentosa formulación técnica le permite inseminar el lienzo hasta que acaba apoderándose del espacio y de la mirada, anegando el pensamiento de lo que es posible sin habernos dado cuenta de que era imposible.
- Partiendo de estos hechos, es inusualmente extraño que el reconocimiento de este artista no tenga la proyección y rango internacional al que por su trabajo le corresponde, y, por le contrario, estemos hartos de encontrarnos con verdaderas atrocidades que se infiltran dentro del campo del arte porque lo proclama un mercachifle de tres al cuarto.
El alma humana es un manicomio de caricaturas.
(Fernando Pessoa)
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