- Sus rostros son contemporáneos, con los rasgos de una belleza fría y genética, de escaparates y sueños, de felicidades entrevistas y pendientes de captura, casi sin tener presentes todavía las arrugas de la piel.
- Pero el cubano SALVÓ, con esa maestría formada y lograda en los mares de fondo verde, no tiene piedad al entronizarlas en espacios configurados para verter la sangre de unas guerras del hambre. ¿La simbología corresponde a una inocencia y hermosuras condenadas e ignorantes de esa sentencia eterna?
- La espiritualidad negada de estos retratos, que siempre es una constante en la producción de este autor, se ha hecho dimensionando con rigor la perfección pretendida en los primeros planos y la fogosidad, pasión y ardor en los segundos. En cierto modo es un artista medieval del presente, de fuerte convicción y fe, incluso de exaltación cuando se trata de su quehacer artístico.
Me he creado eco y abismo, pensando.
(Fernando Pessoa)