- José Luis traza y elabora en sus obras un esquema evolutivo que va desde Rosetti, Millais, Böcklin, Sisley, Corot, Monet y muchos más, hasta llegar al momento actual, que él explora en su ámbito romántico y en los procedimientos abstractos (el llamado impresionismo abstracto). Con lo que demuestra que, en contra de lo que afirmaba Goethe, este movimiento no es algo enfermo, achacoso o débil.
- Las superficies, divididas, registran un inicio puramente romántico que posteriormente alcanza una especie de síntesis, una depuración esencial, visual y cosmológica sin precedentes, que blande un fenómeno plástico con connotaciones ecológicas, filosóficas y poéticas.
- Paisajes insólitos, solitarios, vírgenes, silenciosos -no hay seres vivos-, medio informalistas en sus últimas etapas, jugando con la incertidumbre del tiempo y de los espacios. Piezas, en definitiva, creadas y tomadas por un talento apasionado y de una lucidez sobre lo que representa y se sustenta el presente y lo que puede ser el futuro, fustigado por los colores densos de la hecatombe.
El mar, la tierra, el cielo, el fuego, el viento,
el mundo permanente en que vivimos,
los astros remotísimos que casi nos suplican,
que casi a veces son una mano que acaricia los ojos.
(Vicente Aleixandre)