- En el catálogo de la exposición llevada a cabo hace poco en la galería de Madrid, Orfila, se me extraviaron ciertos aspectos respecto a la obra del joven escultor GÓMEZ APARICIO, como es el de que se trata de concebir una revitalización de la referencia formal clásica y el ámbito de lo mitológico.
- Tanto en sus rostros, casi siempre con los ojos cerrados, como en sus bustos o cabezas, existe un marco vigorizante, que les engrandece y les dota de las propiedades propias de unas deidades desconocidas, pero que él mitologiza al punto de elevarlas a una condición que proyecta lo sobrenatural.
- Están más cerca de la consagración, de las creencias, de las enseñanzas místicas, incluso de una encarnación visual poderosa y fervorosa, con raíces subliminales y sensoriales que quedan registradas en nuestra mirada como un hálito de retraimiento o de locura insinuante.
Todo ha tornado al silencio
a una paz que no se sabe
si es de muerte o es de sueño.
(Pérez de Ayala)