- La francesa KIEFER exhuma almas que no parecen benditas, porque no se confesaron al morir o se despidieron sin decir adiós, solamente maldijeron debido a la pérdida de la carne y al maloliente espíritu.
- En algunos casos merodean acompañadas y en silencio. En otros solitarias y pensativas. Quizás lo que más les duela es la repugnancia que produce su apariencia visual, como si fuese una señal de su aborrecimiento en vida.
- Hasta la pigmentación está enrarecida por ser utilizada como el instrumento visivo adecuado para esta especie de autopsias que, a pesar de su condición artística, le dan un puñetazo a la estética clásica en aras a una autenticidad que mete el dedo en el culo.
Difícil, no creer en la muerte; porque nadie cree en la muerte.
Hablamos de que morimos, pero no lo creemos.
Vemos muertos, pisamos
muertos: separamos
los muertos. ¡Sí, nosotros vivimos!
(Vicente Aleixandre)