No son extraños ni adoptan actitudes raras, simplemente son malpartos del sueño de la madera. Pero están vivos y comen de la realidad.
Al gallego DE LA VEGA se le presentaron mientras tallaba según su especial sinéresis, si bien los acogió a la fuerza cuando imaginó la forma de un habitáculo de abortamientos y su muestrario.
Sufrir no sufrían, aunque eran toscos, desiguales, asimétricos, pero mirar miraban sin moverse, quietos, desnudos, fagocitando su bautismo y consagración por ser ya dueños de sí mismos.
Mi deber es algo que nunca cumplo,
por principios.
(Oscar Wilde)