

- Sus personajes, sean animales, humanos o híbridos constituyen una versión empírea, un desmadre ordenado, un cuento para meter miedo y no creérselo incluso si saltásemos a su espacio.

Un cromatismo rudo y un dibujo portentoso vulneran los cánones del llamado buen gusto, al contrario celebrando el ocaso del mismo a cambio de crear la fuerza de una demolición que seduce y da vida a una realidad que ya no tienen cura sea cual sea la época y la sociedad en la que se exprese.