Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
De nuevo nos encontramos un año más con una edición de ARTMADRID, lo que permite al espectador concentrarse en los aspectos afectivos-simbólicos que entraña un repertorio visual, que sin romper la continuidad de lo contemporáneo deja ciertas pistas de cara al futuro.
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Con independencia de las diferentes dimensiones y planos de creatividad de las obras exhibidas, sí es cierto que un cúmulo de sensaciones, percepciones, sentimientos y emociones abren perspectivas sobre las que decantar la mirada.
Y también es cierto que muchas de estas manifestaciones artísticas desaparecerán a lo largo de los años, y quedarán, resistirán y se perpetuarán las que se consideren nucleares. El resto, que al final caerán en el saco gratuito de lo superficial, no sabemos donde acabarán.
Pero mientras tanto, y a través de esta Feria, podremos sentar y sentir la abstracción, el color, el gesto, la geometría, el espacio, la originalidad, la extrañeza, la innovación, los distintos universos y realidades autónomos y personales, el ingenio, la magia y el mito.