Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
LUCIO D. SÁNCHEZ C. / ÉSTE ES SU AUTÉNTICO DESTINO
El joven peruano LUCIO toma lo telúrico como un emblema, como una simbolización de la naturaleza en su vertiente plástica, invocándola y celebrando con ello la fusión de cosmos y arte.
En su espacio interior gravita la definición de la idea sin dejar que ella se le imponga. Y en su espacio exterior la práctica como plasmación física de la utilización de sus recursos según esa introspección creadora, pero afianzando tal concreción con las sensaciones e intuiciones que van tomando cuerpo.
Por eso los resultados pictóricos provocan un impacto en la atención de la mirada, que se ve asaltada por una profusión cromática de gran carnalidad y de una texturización que registra una orografía palpitante.
Son acantilados que marcan un destino, en primer lugar el suyo como una evolución planetaria, y en segundo lugar el de la humanidad como un asentamiento dentro de la misma, a la que el autor conjura para que no prosiga la segregación.
No es fruto de una concepción informalista que cuestione o transforme, sino de un traslado directo desde una realidad material que posee un don mágico y espiritual manifiesto, el cual le ha impreso la identidad viva y lírica que ocultaba.