
- Dos rasgos esenciales del ser-obra de la obra de arte, apuntaba Martin Heidegger, son el poner en pie un mundo y traer aquí la tierra.

- La francesa GALINSKI, en sus obras escultóricas, trae ese mundo, pero es el de sus fantasmas, aquel que trajina sus sueños, el que la envuelve y le suplica que los haga visibles.

- Sin embargo, cuando ya están a la luz y ante nosotros, no abren los ojos, porque son como oscuras deidades momificadas a las que únicamente les interesa haber sido creadas y ser arte.

- Gritos de placer
- en las paredes sin puertas del infierno.
- Gritos a la vez, y dos docenas de hombres y mujeres
- bien hambrientos.
(Tomás Martínez)