
- La superficie pictórica se cabreaba con el gran pintor madrileño ROLDÁN, para incitarle a la furia y al delirio del gesto, aunque sin perder de vista al tipo representado.

- La exuberancia plástica y cromática que aparecía en sus obras eran el perfecto acorde expresionista para que gozaran de la ontología a exterminar por su malevolencia.

- Se servía del trazo como un verdugo que temía que la metáfora fuese más allá de la visión estética, que se metamorfosease en una realidad material a la que tendría el gusto de cortarle cabeza, tronco y pies con la mejor de sus espesas pinceladas.

- Preciso es que la puerta permanezca cerrada,
- o que se abra intermitente, o más bien
- que no sepamos nunca en dónde puede hallarse el modo
- de abrir la difícil candela.
(Carlos Bousoño)