Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
En tiempos de pandemia ni el artista nos reconoce ni se reconoce, su pintura es un alegato contra esta tortura que se centra en enterrarnos dentro de la masa mineral y pétrea con la que a partir de entonces viviremos encarnados. La francesa ROUSSELET nos ha plasmado en piedra y ésta nos ha absorbido en sus pliegues, texturas, en su multiplicidad de formas y relieves. Lo ha hecho sin compasióny con la pasión de un creador desolado por una humanidad enferma y castigada por su destino.Por tanto, estamos ante una plástica con una gran fuerza de expresión, con un contenido romántico sobre el suicidio congelado, sobre la muerte humana que no material, que no telúrica, que, al contrario, se muestra jubilosa porque ahora ha conquistado su espacio y su tiempo.