Oí hablar del homocentrismo pero no sé a quién. Y su recuperación y reivindicación por la Nueva Figuración, es decir, en el sentido de la defensa de la humano, sigue planteando, en los términos de su íntima disección ocular, innovadoras incógnitas, malformaciones orgánicas impenitentes, una infiltración insaciable de la memoria estética, más rumbos no señalados, incertidumbres impropias y expósitas, inclusive un sentimiento trágico de que lo perecedero no se transmuta ni se metamorfosea.
Sin embargo, lo significante es que la imprecisión haya golpeado a estos nuevos seres que aunque sean muy fotogénicos son incapaces de parecerse a nosotros, aun cuando su mirada sea de menosprecio porque han llegado a lo que son: una culminación cuya raíz se había fraguado en nuestro seno a pesar suyo.
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