
- El madrileño APARICIO no se entromete en la sujeción de un mensaje determinado, lo rehuye, porque todo su hacer pictórico se fundamenta en un enigma.

- Su obra, a través de un cromatismo que ya se significa por sí solo, inquiere en la plasmación su sentido, el origen de su conformación, al hilo de un discurso que segrega antinomias por doquier.

- Al final el enigma es el eje donde ha de colocarse el pensamiento visual, el que el observador aprecia y colige, infiere y refiere, experimenta y entiende.

- También nosotros queremos estar
- donde el tiempo dice la palabra umbral,
- el milenio surge joven de la nieve,
- el ojo caminero
- descansa en el propio asombro
- y cabaña y estrella
- vecinas son en el azul,
- como si el camino ya se hubiese recorrido.
- (Paul Celan)