Decía uno de los más esenciales artistas españoles, Luis Fernández, que el pintor no comprende del todo su trabajo, que no todo lo que se refiere a su pintura está, en realidad, en sus manos.
Por lo que respecta a la obra de la cubana INURRIETA, ella cree saber que la preocupación intimista, inquisitiva, que evoca e invoca desde la oscuridad hasta la luz, que induce a la mirada hacia sí misma aunando distintas formulaciones de la forma, hace que esté en sus manos.
Pero no es cierto, no está en sus manos más allá de un quehacer que vincula su sentido plástico con un subrayado extático y prioritario, que conjuga lo poético con lo que aflora en el sentimiento. Que en su conjunto no es poco.
Mas cada cual el rumbo siguió de su locura;
agilitó su brazo, acreditó su brío;
dejó como un espejo bruñida su armadura
y…
Ver la entrada original 11 palabras más