Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
GERARDO APARICIO (1943) / QUE EL SOL SALGA POR DONDE QUIERA
El madrileño APARICIO no se entromete en la sujeción de un mensaje determinado, lo rehuye, porque todo su hacer pictórico se fundamenta en un enigma.
Su obra, a través de un cromatismo que ya se significa por sí solo, inquiere en la plasmación su sentido, el origen de su conformación, al hilo de un discurso que segrega antinomias por doquier.
Al final el enigma es el eje donde ha de colocarse el pensamiento visual, el que el observador aprecia y colige, infiere y refiere, experimenta y entiende.