El queun haitiano en París se enganche al disfrute y a la pasión por la vida dejando esa huella en una obra pictórica y escultórica podría ser raro pero no lo es, lo que sería extraño sería lo contrario tratándose de un gran artista.
Por eso TELAMAQUE oficia la ceremonia con un rito jubiloso, danzarín, alborozado, como queda de manifiesto en cada uno de sus trabajos, que, en colores planos, ensamblan elementos dispares que descubren afinidades o asociaciones plásticas en el momento que salen a la luz.
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