
El sufrimiento, la decadencia, la alienación, la enfermedad, son cuerpos en fila india, caminando a duras penas, hasta quedarse quietos esperando que les dejen solamente con la cabeza.

Las esculturas corporales de la francesa CHEUVA son el resultado de una reflexión que concibe al ser como expresión exterior y piedra, como restos a punto de enterrar y desaparecer.

Ya no quieren resurgir ni dar lugar a otro yo, únicamente necesitan un olvido sin reencuentros, una extinción en la que su fealdad sea al mismo tiempo su belleza en la eternidad.

Oído horadado, virgo quitado.