Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
JEAN-MARIE SALANIÉ (1960) / YA ESTÁN DESPELLEJADOS
La materia desollada da forma a cuerpos antropomorfos para satisfacer sus necesidades de expresión, la putrefacción la corroe y exige el cumplimiento de un acto final, el retrato de su figura descarnada, herida, corrupta.
Tenga o no resonancias baconianas o sea un expresionismo muy teatral en virtud de su elocuencia, la obra del francés SALANIÉ es el resultado de una práctica en la que los efectos plásticos son carne de una realidad que sale de su sombra.
La superficie pictórica, conformada por unos fondos geométricos, configura unas existencias que están a punto de desintegrarse bajo la acción de unos trazos correosos, violentos, impetuosos y concentrados, haciendo visible el origen de una extinción cercana.
Recordar es desnacer, meter la cabeza en el útero materno, a contravida.